Como el Rey Carlos I (Emperador Carlos Quinto por aquí), nací en Flandes y crecí literalmente en el lugar que se encuentra en el primer plano del cuadro llamado El sitio de Ostende. Sí señor; ¡Soy flamenco de pura cepa! :-D
Después de mis estudios en Bélgica y Inglaterra, también estudié y trabajé unos años en España; más precisamente en Barcelona, Cataluña. Allí, me encontré y conviví tanto con Españoles de todas las comunidades como Latinos del ultramar. Esto me proporcionó una sensibilidad para las diferencias en vocabulario, acentos y mentalidades entre los diferentes hispanohablantes. Además de tener familiares en la República Dominicana, hablo castellano a diario. [Continua…]
Me gusta el castellano por ser un idioma lógico, bien estructurado y con un vocabulario muy rico. El español me permite exprimir muchos más matices de los que hay en mi propia lengua materna, el holandés. No se puede negar que el español es una lengua franca mundial. Los hispanohablantes me caen muy bien como gente y me siento muy cómodo en sus culturas latinas y mediterráneas.
Aunque muchos flamencos no son conscientes de ello, los españoles dejaron muchos rastros en el lenguaje y la cultura de Flandes y viceversa. ¡Es lo que nos distingue de los holandeses! No sólo me refiero a la Guerra de los Ochenta Años, pero también a la Reconquista de la Taifa de Saraqusta (Zaragoza), lo que transcurrió mucho antes en el año 1118. Por haber ayudado al Rey Alfonso I de Aragón, algunas ciudades flamencas recibieron tres palos de la Señal Real de Aragón en su escudo, lo que pasó también al escudo de mi familia paterna.
El sitio de Ostende, uno de los asedios más largos y cruentos de la historia mundial: más de 100.000 personas resultaron muertas durante los más de tres años de duración del sitio. Crecí literalmente en el lugar que se encuentra en el primer plano de este cuadro; o sea entre el Tercio de Flandes.
El barranco de la muerte muestra el momento en que el rey Alfonso I de Aragón, contempló la matanza llevada a cabo por los almogávares contra las tropas musulmanas en un barranco de los montes de Torrero, cerca de la ciudad de Zaragoza.
Serge Y. Stroobandt